9 de enero de 2012

Michael Stipe, el final de R.E.M.


El final de R.E.M., la amistad con sus ex compañeros de banda y la razón por qué no hará un disco solista 

Por David Fricke 

"Este es mi último día de trabajo”, dice felizmente Michael Stipe durante su última entrevista como vocalista de R.E.M. En teoría sólo está promocionando su compilación de dos discos, Part Lies, Part Heart, Part Truth, Part Garbage 1982-2011, un viaje por el salvaje camino desde la pequeña escena post punk de Athens, Georgia hasta el reconocimiento mundial. Pero todo eso terminó el 21 de septiembre cuando Stipe, el guitarrista Peter Buck y el bajista Mike Mills anunciaron su separación –el baterista Bill Berry renunció a la banda en 1997–. Ahora Michael de 51 años pasa una hora recordando y pensando gustosamente en su vida fuera del mundo del rock. “¿Quién dice que tengo que ser un compositor?”, pregunta con una sonrisa en el rostro, “estoy en un punto en dónde no sé lo que el futuro tiene preparado para mí”. Tiene proyectos cercanos, los cuales incluyen un nuevo documental que él estará produciendo sobre las celebridades de Internet así como su trabajo como escultor; y lo hace oficial: No habrá un disco como solista. “Ahora mismo es inconcebible. ¿Cómo sonaría? ¿Cómo un R.E.M. derretido? 

¿Cómo te sentiste el día que lo anunciaron, asustado, aliviado? 

Estaba en Nueva York, Mike estaba en Athens y Peter en México, él quería estar tan lejos como pudiera. Yo estaba al pendiente por si las cosas se ponían feas, ya sabes, tener que ir al programa de Jimmy Fallon o algo así para aclarar que todos y todo estaba bien. Sentí la necesidad de mandar mensajes de texto, de hacer unas llamadas, luego caminé por Madison Avenue, entré a una cafetería, tomé un café, respiré hondo y profundo, me dejé llevar. He tenido contrato desde que tenía 22 años, he estado en una banda desde los 19, por fin estaba experimentando algo muy profundo por primera vez: libertad. Me di cuenta que era una persona libre. Mike y yo nos reunimos un par de días después y me dijo, “Es liberador”, [suspira] y pensé, “él siente lo mismo que yo”. 

Mike me contó que habían estado hablando de la ruptura desde 2008. ¿Fue difícil guardar el secreto? 

Sí lo fue. Tenía miedo de que se filtrara y si eso pasaba sabía que sería por mi culpa [sonríe]. No fue como si en una reunión nos sentamos a discutir dramáticamente, pero sabíamos que el fin del contrato se acercaba. También sabemos que somos cincuentones y que tenemos una vida a parte de R.E.M. Nosotros siempre supimos lo que no queríamos hacer, y en 31 años de carrera son innumerables las veces que alguien quiso empacar sus cosas y marcharse, pero resistimos y nos quedamos. 

La primera vez que vi a R.E.M. fue en 1982. ¿Cuál era tu idea sobre la vida dentro del gremio musical en ese entonces? ¿Cuánto tiempo creías que les duraría el gusto? 

Apenas el sueño adolescente de estar en una banda de rock estaba germinando, viajar alrededor del mundo y tener gente que te siguiera, pero no había pensado en el trabajo que eso significaría. Cualquiera puede hacer el ridículo, es lo más fácil, pero hacer las cosas bien, cosas valiosas para ti y los demás es totalmente lo contrario. Me cayó el 20 en el disco Document de 1987; yo sentía que si mi quitaba la playera para una foto, la gente me amaría más, tenía el cabello largo como el de Robert Plant –y creo que me veía bien–, pero de pronto sentí que yo estaba ahí por un propósito, las canciones no tenían que ser solamente sobre mis cosas para no convertirme en una persona injusta. 

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