El fotógrafo Will Santillo reúne en un libro los orgasmos e instantes de placer onanista de 37 mujeres
Una de las imágenes del libro 'La petite mort'.
EFE MADRID
El trabajo, editado por Taschen, reúne más de 200 páginas de fotografías de color sepia de 37 de las 60 mujeres anónimas que fueron fotografiadas por Santillo en escenarios como la cama, el sofá o la bañera, aunque también hay algunas en la terraza de un hotel o el asiento de copiloto de un coche.
Habitualmente, ese tipo de imágenes son protagonizadas por modelos y actrices profesionales de las revistas pornográficas o por artistas cuya obra gira en torno a su cuerpo o sus relaciones sexuales.
La interpretación de La petite mort (término que en francés hace referencia al desvanecimiento postorgásmico) depende de cada persona, ya que despierta pensamientos que van más allá de la lectura de la composición de la escena y de la gran carga expresiva, ante todo, de los rostros de esas mujeres desconocidas que se abandonan en el rapto de su masturbación.
Solas o ante la presumible atenta mirada de su pareja, vestidas con lencería, semidesnudas o desnudas y con o sin juguetes eróticos, esas mujeres se ofrecieron voluntariamente para ese proyecto de Santillo, a quien se le empieza a conocer como "el Helmut Newton de la fotografía erótica personal".
Instantánea incluida en 'La petite mort'.
Confesiones que son presentadas en textos breves traducidos al castellano, italiano y portugués junto a las instantáneas de cada una de las mujeres.
La petite mort se mueve de forma ambivalente entre la elegancia de las fotografías más abstractas y la estética pornográfica de las imágenes con escenas explícitas alejadas del sensacionalismo.
Dian Hanson, editora de la sección sexy de Taschen, se pregunta en el prólogo del libro que "si el orgasmo se puede definir como la pequeña muerte, ¿es la masturbación un pequeño suicidio?".
Ante esos "pequeños suicidios", el fotógrafo se movió como un gato: descalzo para que solo el clic de la cámara pusiese ser el único elemento perturbador en la concentración de la modelo, comentó Hanson.
Una forma de actuar de Santillo aprendida, entre otras, en el prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) de Minor White, un profesor de fotografía pionero en EE UU por su método de enseñanza centrado en el aprendizaje de la capacidad de ver, percibir y mirar del autor en detrimento de la técnica fotográfica.
Con gran sutilidad, arte y erotismo se dan la mano en este trabajo en el que la oscuridad y la luz -dos elementos claves de la fotografía- protagonizan incluso las escenas.
Tanto lo que se ve como lo que se percibe camina por una línea muy delgada en La petite mort donde los leves movimientos y gestos que realizan cada una de esas mujeres en escenarios en penumbra se traducen en la foto en halos blanquecinos.
La belleza y elegancia de la fotografía en blanco y negro es traducida en La petite mort al sepia, color que aporta un amplio abanico de significados implícitos y explícitos al igual que las escenas retratadas.
El sepia induce a sentir la calidez de la piel femenina y, también, hace un guiño a la historia del arte y de la fotografía cuando, respectivamente, los bocetos se realizaban con el pigmento sepia, que se extrae de un molusco -la jibia-, y las tempranas impresiones de daguerrotipia se fijaban en tonos amarronados.
(fuente origina:Belén Palanco - adn.es/cultura )
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