Vía: Morbido fest |
El culto y devoción a Satán es uno de los tópicos más arraigados al Heavy Metal desde sus inicios. Recordamos a Black Sabbath utilizando cruces en sus escenarios, idea de su guitarrista Tony Iommi por su simple afición a la cruz cristiana como ícono, pero que combinado con riffs oscuros y distorsiones altas, humo en el escenario y temas como “Sabbath Bloody Sabbath”, inevitablemente era señalado como satánico y para ellos, una muy buena forma de mercadotecnia que los colocó en el foco de atención. Otro buen ejemplo, y a quien se le denomina como el precursor del teatro escénico en el rock, fue Alice Cooper, quien incluso tuvo un acto donde lo “degollaban”, nada radical si lo comparamos con alguna pintura del romanticismo como “Saturno devorando a su hijo” del pintor español Goya.
Pasando los años, sabemos que los músicos ni resultaron ser devotos al lado oscuro, ni mucho menos eran satánicos pero si tenían una inclinación artística como se ha utilizado en otras corrientes como la pintura, la literatura o el cine. Pero curiosamente el Heavy Metal ha sido tachado y rechazado por incluir temas que al final son ficticios e históricamente documentados, como “los 4 jinetes del apocalipsis”, “el número de la bestia” ó “el anticristo”, todos provenientes de la biblia católica. Quizá este género sea uno de las formas más explícitas por su representación tan cruda, real y directa, con sonidos y tonos desgarradores provenientes de los más profundo de nuestro ser.
Tom Araya, vocalista de Slayer (banda icono de thrash metal que influyó mucho al surgimiento del death metal y black metal) comentó cuando se le cuestionó sobre su postura satánica en su música, ejemplificando en una de sus más representativas canciones “Angel of Death” que describe lo sucedido en Auschwitz en la segunda guerra mundial: “nosotros no estamos a favor de ésto, al contrario, por eso lo describimos como fue sabiendo que la realidad fue aún peor… La gente se olvida de estas cosas que pasan y le dan importancia a cosas irrelevantes como una manifestación artística”.
Sin embargo, el black metal se ha caracterizado por practicar el satanismo musicalmente y como estilo de vida. Este género tiene su auge en los países escandinavos, esencialmente en Noruega, donde hubo manifestaciones en contra de la religión católica y cristiana en los 90, que incluyeron la incineración de iglesias. Estas bandas blackmetaleras no necesariamente se manifiestan a favor de Satán pero sí en contra de la institución cristiana. Su justificación, la cual es sumamente interesante, se fundamenta en su cultura ancestral vikinga, quienes con muertes y represiones se vieron forzados a adoptar el cristianismo como nueva religión. Algo muy familiar para nosotros en toda América.
Dicha imposición es el motor de culturas e ideologías protestantes como el satanismo, el cual propone reflexionar en una vida fuera de la sublimación ante un Dios que reprime nuestros instintos básicos y que irónicamente considera al hombre hecho a su semejanza. El sexo, dinero y poder son característicos de un estilo de vida hereje y que ha caracterizado a algunas bandas metaleras que de forma agresiva, oscura y de reclamo, expresan sus condiciones y puntos de vista. ¿Pero qué pasa cuando la música, su interpretación y su difusión es más flexible y digerible?
Ghost – “Infestissumam” – 2013
En medio de una escena donde al parecer todo está ya escrito y es muy difícil proponer musicalmente algo fuera de lo común, surge GHOST.
Ghost es una banda de origen sueco, con la peculiaridad de mantener a sus integrantes en el anonimato haciéndose llamar “The Nameless Ghouls” liderados por su vocalista Papa Emeritus, quien viste como cardenal maquillado como calavera. Su primer álbum en el 2011 “Opus Eponymous” fue nominado a los Grammis Awards (equivalente al Grammy Awards en Suecia) por mejor álbum de rock pesado gracias a su propuesta que va desde los inicios del heavy metal, con esa atmósfera característica de las bandas de los setentas, climatizada por un órgano tipo hammond muy peculiar de las bandas psicodélicas y con la potencia y fuerza clara y pausada del doom metal. Esta primera producción tuvo una aceptación genial y conquistó norteamérica, algo muy anhelado por bandas europeas, reflejándose en revistas del medio y otras como Rolling Stones.
Parte de su éxito en medios masivos, puede ser la intención sugestiva en la voz del frontman. Nunca antes se había cantando a Satanás tan sutilmente e incluso sexy, hasta que llegó este personaje que de forma elegante, melódica y convincente, que invita a nuevas y viejas audiencias a voltear al lado oscuro con temas satánicos, sin suposiciones ni versos de doble sentido.
Su segundo álbum “Infestissumam” es de los más esperados este año y estará listo a mediados de abril de 2013. Aunque oficialmente no se ha cumplido la fecha del lanzamiento, ya podemos escuchar su segundo material en internet. Si bien no supera a su primera producción, si mantiene el sello que los distingue con composiciones que reflejan sus objetivo por crear un sonido único que se deslinda de todo lo conocido del Heavy Metal, el cual personalmente llamaría como pop satanic metal. Previo a este lanzamiento, Ghost ya es parte de varios festivales metaleros, por supuesto, pero destaca su participación en Coachella 2013 demostrando que su método “funny evil” apuesta a que no importa el mensaje de las canciones sino el contexto y propuesta creativa-artística de cómo representar algo tan polémico como el satanismo.
Si bien la religión a influenciado en géneros de música que incluyen ideologías cristianas, satánicas, protestantes, espiritualistas, futuristas y dementes, al final todo es una representación ingeniosa de algo subjetivo que en el mayor de los casos ni siquiera existe o no conocemo, pero son perfectas para crear mundos irreales. Bien lo decía la banda sueca Dream Evil en su canción “Chosen Twice”:
They called us Anti-Christ
Cause we are evilized
They try to have us stone
Up from their mighty throne
But can’t they see the fun
In it apparently not
But do we care a lot
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